
Si hace unos días se habló de Astérix y Obélix, hoy se hablará de otro cómic franco-belga también presente en mi infancia muy alejado de las aventuras de los indestructibles galos pero en un meritorio segundo lugar. Se trata de las aventuras de Tintín, historieta creada por el póstumo dibujante belga Georges Prosper Remi, más conocido como Hergé. Si a parte de cómics, son esas famosas películas que entregaba los domingos Canarias 7.
La década de los 20 llegaba a su fin cuando se creó el personaje de Tintín. El mundo acababa de entrar en una gran crisis económica tras el crack de la bolsa de Wall Street, los totalitarismos iban cogiendo fuerza, por el este una amenaza se cernía sobre Europa y el resto del mundo. En resumen, se avecinaba otra gran guerra. Hergé había creado este personaje reportero no sólo para entretener a la juventud, sino para mostrar los supuestos peligros de esa amenaza que les conté antes, el comunismo. Esto se puede presenciar correctamente en Tintín en el país de los soviets, donde se narra la incursión del reportero acompañado de su fiel mascota, Milú, en
Dejando la política de lado, a Tintín le pasa como otras muchas historias. Dado el poco valor de su personaje principal se ve eclipsado por personajes secundarios que también pasarán a ser principales, como puede ser el caso del capitán Haddock o del profesor Tornasol. El caso del primero es el más notorio. El marino apareció en El cangrejo de las pinzas de oro, y, desde ese número ha compartido protagonismo con Tintín. El capitán se ajusta totalmente al típico modelo de lobo de mar. Siempre lleva una gorra y un jersey azul con un ancla dibujada en el. Tiene mal carácter, es impulsivo, tiene cierta debilidad con el whisky y tiene un amplio repertorio de insultos extravagantes. A pesar de eso, tiene un buen corazón, y eso le convierte que sea uno de los personajes más queridos, por no decir que el que más. Él descubrirá el tesoro de Rackham el Rojo, enterrado por su antepasado, el caballero Francisco de Hadoqe lo que permitirá comprar el castillo de Molinsart, perteneciente a su familia generaciones atrás.
Quizás si este lobo de mar no sea el más popular de estas aventuras se debe a que compite por ese puesto con el profesor Silvestre Tornasol que encarna al prototipo de científico despistado. Su sordera, aunque el diga que es un poco duro de oído, le aísla en un mundo propio que provoca que no se entere de lo que pasa a su alrededor. Tuvo su primera aparición en El Tesoro de Rackham el Rojo en el que ayudó en la captura del tesoro con su invento del submarino con apariencia de tiburón. Tiene otros grandes inventos como una máquina para cepillar la ropa, un generador de ultrasonidos o el cohete con el que viajó junto con sus dos mejores amigos, Tintín y el capitán Haddock a la luna en el doble número de Objetivo:
La autoridad está representada por la pareja de idénticos policías de
A parte de los personajes ya mencionados hay otros que aparecen a lo largo de las aventuras como son los casos de la cantante de opera Bianca Castafiore, el malvado millonario Rastapopulos, el general Alcázar, el mercenario Allan Thompson o el mayordomo Néstor.
Las aventuras de Tintín cuenta con 24 aventuras impresas y una serie animada contando los cómics. Ahora el joven reportero va a dar el salto a la gran pantalla gracias a dos grandes directores como son Steven Spielberg y Peter Jackson. La intención de ambos es realizar una trilogía sobre el personaje, desconociéndose aún que actores encarnarán a los personajes ni que historias se contarán. Sólo esperemos que estas adaptaciones sean del agrado del público y que esté a la altura que se merece los cómics y el difundo Hergé.
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